5.2.08

Obama y los Gigantes

El desfile de los Giants en Broadway esta mañana. La foto fue
tomada por Fred Conrad del New York Times. desde el noveno
piso de un edificio frente a Trinity Church.

NO VI EL SÚPER BOWL: la súper fuente ensaladera del fútbol americano. Y es que no entiendo muy bien las reglas de ese deporte. Visto desde mi ignorancia, es como el rugby pero con más tecnología. Sé que se juega once contra once. Y que lo demás es una maraña de pequeñas jugadas, carreras cortas y un complejo despliegue de artimañas distractoras que literalmente imitan un campo de batalla. Uno se pone a mirar un partido (que puede durar casi el doble de una pichanga, pero con más pausas) y queda la impresión de estar asistiendo al retrato de esa imagen de Estados Unidos fuera de Estados Unidos: la fuerza bruta arropada de tecnología y concentrada en tácticas de todo tipo para el dominio de un territorio. De hecho, uno mira a los jugadores con esos cascos y es inevitable no pensar en los cascos de rostros parecidos al servicio de una locura en el Medio Oriente. Según Wikipedia, el Súper Bowl no sólo es el evento deportivo más popular dentro de los Estados Unidos, también convoca la atención en otros 130 países. ¿Un ejemplo de 'poder blando', como lo llama Joseph Nye? Blando pareciera un adjetivo irónico.

Esta mañana casi todos los canales mostraban el desfile en Broadway con la llegada de los Giants, el equipo neoyorquino vencedor en Arizona. Yo sabía que el asunto era popular pero no había visto todavía similar despelote por un evento deportivo (como cuando el Colo ganó la Libertadores). De haber pasado por allí, con toda seguridad me habría dejado contagiar por el ambiente. Quizá hasta me hubiera acercado a los jugadores para recibir un yoqui.

Como no vi el Súper Bowl tampoco vi ese día (el domingo) el spot de Barack Obama con su llamado a "poner fin a la guerra, regresar a la diplomacia, salvar el ambiente, crear trabajo y dar vuelta la página", su mensaje antes del bullicioso Súper Martes. O sea, hoy. A diferencia del domingo, esta vez Barack Obama no pasará la tarde en su casa con cerveza y chili. (El chili suena como Chile y se parece mucho a nosotros: un tazón de carne molida con salsa de tomates y aliño abundante. Debe ser el plato más barato y más llenador que venden en los locales de comida rápida. Mi favorito es el de Wendy's, a dólar el pote).

En fin. Aquí está el video del spot que se transmitió el domingo a la hora en que casi todo Estados Unidos estaba pegado al televisor. La traducción de lo que dice en esos treinta segundos va abajo.




"Queremos un final para esta guerra, queremos diplomacia y paz. No sólo podemos salvar el ambiente, podemos crear trabajo y oportunidades. Estamos cansados del miedo, cansados de divisiones. Queremos algo nuevo. Queremos dar vuelta la página. El mundo como está no es el mundo como tiene que estar."

En apariencia, lo que dice es un tedio: clichés de campaña. A mí, sin embargo, me llamó la atención el lugar para decirlo y sobre todo eso de "dar vuelta la página". Cuando Gerald Ford pasó al lugar de Nixon el '74, lo primero que hizo fue darle el indulto al responsable del Watergate y llamó a dar vuelta la página. Hay algo en eso de llamar a dar vuelta la página con lo que no me siento nada cómodo. Como si la expresión fuera un pariente demasiado cercano del borrón y cuenta nueva, lo que pasó ya pasó, dediquémonos al futuro. Hago estos comentarios porque me parece que Obama tiene la oportunidad de encarnar una inflexión interesante en la historia de Estados Unidos. Una inflexión significativa y no sólo un alivio a la pesadilla Bush. En suma, algo más que simplemente dar vuelta la página.... y que pase el siguiente.

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